Fuiste tú Rock'n'roll callejero bebiendo blues Para mí el primero en decir lo que yo sentí Es igual ahora he dado la vuelta y puedo cantar Y explicar que tu vieja guitarra me hace soñar Y tú, Tú puedes seguir así y debes ser siempre así Donde estás es difícil seguir sin mirar atrás y he pensao que aunque nada es igual, nada ha cambiao. Sigue así con un micro debajo de tu nariz Es igual ahora he dado la vuelta y puedo cantar Y tú, tú puedes seguir así y debes ser siempre así Si la tocas otra vez te prometo que esta noche yo nunca la olvidaré Si la tocas otra vez me calientas la cabeza y no puedo parar Si la tocas otra vez te prometo que esta noche yo nunca la olvidaré Si la tocas otra vez me calientas la cabeza y no puedo parar los pies. El tren ya no pasa y tú sigues ahí bebiendo y fumando en ese Madrid Nunca cambiaste tu manera de vivir me contaste tu vida ¡Qué más puedo yo pedirte a ti! Si la tocas otra vez te prometo que esta noche yo nunca la olvidaré Si la tocas otra vez me calientas la cabeza y no puedo parar Si la tocas otra vez te prometo que esta noche yo nunca la olvidaré Si la tocas otra vez me calientas la cabeza y no puedo parar los pies Si la tocas otra vez te prometo que esta noche yo nunca la olvidaré Si la tocas otra vez me calientas la cabeza Y no puedo... ¡no puedo!
"No llegó a escribir la carta, porque su madre entró en el cuarto, vio las sábanas rojas, sonrió y dijo: «Ya eres una mujer, hija mía.»
María quiso saber qué relación había entre ser mujer y el hecho de sangrar, pero su madre no supo explicárselo, simplemente afirmó que era normal y que de ahora en adelante tendría que usar una especie de almohada de muñeca entre las piernas, durante cuatro o cinco días al mes."